
- Buenas tardes, condesa. Es un verdadero placer verla. Cada día usted mas hermosa.
- Buenas tardes, duque. Usted siempre tan caballero. Es para mi un honor que haya aceptado mi invitación.
- Por favor, no podría ser de otra manera, el honor es mío.
Cuando estaban tomando el té, junto a unas amigas, la condesa propone jugar a las adivinanzas. Todos están de acuerdo y comienzan las mujeres, teniendo que adivinar el Duque.
- Bueno, ¿sobre que preguntamos? - pregunta la dueña del castillo.
- Ya sé, sobre la yegua negra de la condesa - dice una amiga.
- A ver, duque, adivine: "es negra, suave, pero cuando se la toca mucho se para y se vuelve brava y salvaje" - pregunta la condesa.
- ¡Un pene! - responde rápidamente el duque.
- ¡Oh! ¡Es usted un maleducado! ¡Cómo se le ocurre tamaña grosería! - se ofenden las amigas.
- ¡Perkins, por favor, traiga el abrigo del duque porque se retira! - grita la condesa muy indignada.
Sin embargo, deciden darle otra oportunidad.
- ¡Será la ultima vez que soportemos una grosería semejante! - dice la condesa muy seria.
Nuevamente se reúnen para decidir cual será la palabra que deberá adivinar el duque, y eligen "una galleta en una taza de leche".
- Duque, esta es su ultima oportunidad: "entra dura y desafiante, sale blanda y chorreando leche". ¿Qué es?
- ¡Perkins - exclama el Duque - tráigame el abrigo, que me retiro!
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