
Había una vez un Santo muy preocupado porque nadie le rezaba. La gente le rezaba a San José, a San Pedro, a San Isidro; pero a él nada. Así que pidió una reunión con Dios y éste le recomendó: "Hazte unas tarjetas de presentación y repártelas por todo el mundo. Di que haces milagros por encargo; pero eso sí, no se las des ni a los maricones, ni a las mujeres de vida fácil".
Pregunta: ¿Cómo se llamaba el Santo??
Piensa...
Piensa...
Piensa un poco más...
¡Ah! ¡No te dieron la tarjeta!!!
0 comentarios:
Publicar un comentario