Un borracho por la calle ve un enanito, y le dice:
- ¡Huy, qué cosa! Pero si es un enanito...
- Pues sí, soy tu duende de la suerte, y te concederé tres deseos.
- Primero quiero ser millonario.
- Cuando llegues a tu casa tendrás todo el dinero que puedas imaginar.
- Mi segundo deseo es tener a la mujer mas hermosa de todo el mundo.
- Cuando llegues a tu casa te estará esperando en la cama.
- Mi último deseo es tener un Ferrari y una Hummer.
- Concedido también, los verás en el garaje cuando llegues a casa.
- Gracias por todo, no se como pagártelo.
- ¿Cómo que gracias? Esto sólo me lo puedes agradecer bajándolte los pantalones y agachándote en ese rincón, o no tendrás tus deseos.
El borracho accede, y cuando el enano empieza a darle, el borracho dice:
- Huy, tan pequeñito y una cosa tan grande...
- Y tú tan grandote y aún crees en duendes.

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