
Va el conductor de un camión de Coca-Cola ,con 600 Km. a sus espaldas cuando se encuentra a una autostopista pelirroja buenísima, con una minifalda y un top veraniego blanco que dejaba trasparentar sus pezones debido al sudor que brotaba de su cansado cuerpo. El camionero para y se ofrece a llevar a ese magnífico ejemplar de hembra. Cuando llega al destino de la muchacha, ésta como agradecimiento se ofrece a realizar favores sexuales al camionero, que acepta encantado. Este sugiere que como en el camión no cabían, se bajaran, a lo que ella acepta. Coge el camionero una lona roja, la expande en el suelo y sitúa una caja de Coca-Cola en cada esquina para que el viento no se la lleve.
Durante el acto sexual, la doncella comienza a gritar de placer hasta que se desmaya. Al verlo, el camionero, asustado, huye precipitadamente, temiendo haberla matado y abandonándola a su suerte. Al rato, pasa por allí un grupo de jóvenes en coche y al ver el panorama, se bajan y empiezan a hacerle el amor a la mujer por turnos y cuando terminan, mientras se toman los refrescos de las cajas dice uno:
"Por fin, esto sí que es una promoción buena, y no lo reunir chapas".
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