
- ¿Por qué lloras?
- Es que vengo a un análisis de sangre.
- ¿Y te da miedo?
- Sí, porque mi hermano me dijo que te pinchan la punta de un dedo con una aguja.
Al oír esto, el otro se pone a llorar también, y el primero le dice:
- Ah, ¿tú también vienes a un análisis de sangre?
- No, yo vengo a un análisis de orina...
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